En el mundo del software, la velocidad de lanzamiento puede ser un arma de doble filo. Si publicas código demasiado rápido, arriesgas errores que minan la confianza del cliente. Si te mueves demasiado lento, tus competidores se comen tu almuerzo. La presión es particularmente brutal para los equipos que construyen aplicaciones móviles, donde la gran variedad de dispositivos, sistemas operativos y condiciones de red hace que las pruebas sean un juego interminable de ponerse al día.

No es inusual que las empresas mantengan armarios llenos de teléfonos de prueba — a veces docenas de modelos, cada uno con sus peculiaridades — solo para mantenerse al ritmo. Pero a medida que esas configuraciones envejecen, comienzan a crujir: los dispositivos se rompen, los sistemas operativos se actualizan y aparecen brechas de cobertura. Las pruebas se ralentizan hasta arrastrarse, y la parte de "moverse rápido" de la ecuación colapsa bajo el peso de la parte de "no romper cosas".

Esa tensión ha creado un mercado creciente para plataformas de pruebas basadas en la nube que pueden asumir el trabajo pesado. En lugar de alojar y mantener sus propios laboratorios, las empresas alquilan dispositivos reales bajo demanda, ejecutan suites de pruebas automatizadas y lanzan versiones con una imagen más clara de lo que va a funcionar en el mundo real.

Y ahora, hay nuevos datos sobre si ese modelo realmente vale la pena.

A mediados de 2023, Sauce Labs encargó un estudio de Impacto Económico Total a Forrester Consulting para cuantificar el retorno de la inversión resultante de sus soluciones de prueba de aplicaciones móviles. El estudio encontró que las organizaciones que usan Sauce Labs lograron un ROI estimado del 217% y recuperaron su inversión en menos de seis meses. Para un período modelado de tres años, proyectó un valor presente neto de $6.85 millones, impulsado por factores como pruebas ejecutadas un 90% más rápido, $4.1 millones en ahorros de tiempo de desarrolladores y QA, y $3.5 millones en reducción de exposición empresarial a problemas de aplicaciones.

El equipo de Forrester construyó sus números a partir de entrevistas con usuarios empresariales de Sauce Labs — empresas lo suficientemente grandes como para que unos segundos ahorrados en cada ejecución de prueba sumen miles de horas en un año. Esas ganancias de velocidad no son solo cuestión de conveniencia; hacen posible detectar y corregir problemas antes, cuando el costo de repararlos es una fracción de lo que sería después del lanzamiento.

Para las organizaciones cuyos productos viven o mueren por la experiencia del usuario, el mensaje es claro: los cuellos de botella en las pruebas son costosos, y la factura no solo aparece en el presupuesto de QA — aparece en las tasas de abandono, las calificaciones por estrellas y los ingresos perdidos.

Si las empresas actuarán realmente sobre ese mensaje es otra pregunta. Los viejos hábitos son difíciles de morir, y muchos equipos todavía se aferran al enfoque de "laboratorio en el armario". Pero si los cálculos en el estudio de Forrester son correctos, el caso económico para sacudirse esos hábitos se está volviendo más difícil de ignorar.

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